La cara B de Ferran Mascaró, especialista del Servicio de Oftalmología y 6º clasificado en la final mundial 2023 de las seis grandes maratones del planeta

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“La maratón es la única disciplina deportiva en la que puedes competir junto al mejor del mundo, en la misma carrera”

Con 51 años, el Dr. Mascaró hizo su mejor marca de siempre (2 h 34' 23”) en la Maratón de Chicago, en octubre de 2023, la misma carrera en la que el malogrado Kelvin Kiptum estableció un nuevo récord del mundo.

- ¿Desde cuándo corres?

De joven era bastante deportista, pero la carrera de Medicina y después la residencia hicieron que dejara el deporte un poco de lado. Hacia el final de la residencia tuve un par de episodios de lumbalgia intensa y empecé a hacer un poco de recuperación de la espalda. Después vinieron los hijos, Jana, que ahora tiene 18 años, y Josep, que tiene 16, y que es un niño muy especial. Tiene un autismo grave, no verbal, y esto nos cambió mucho la vida. A raíz de esto me di cuenta de que necesitaba alguna actividad para esparcirme y encontrarme mejor, y correr fue la solución, una solución algo terapéutica. Empecé a encontrarme mejor en todos los sentidos y sin apenas quererlo, me di cuenta de que a pesar de no estar entrenado ni haber corrido nunca antes, mis resultados eran bastante notables. Esto fue como un refuerzo positivo y entré en una pequeña vorágine que encadenaba más entrenamiento y mejores resultados. Por tanto, podríamos decir que corro desde la aparición de Josep, hace 16 años.

Ferran Mascaró

 

- ¿Cuál es tu rutina actual de entrenamiento?

Antes de la pandemia, los resultados dejaron de mejorar. Soy muy competitivo y eso me cabreaba. Llega la pandemia, cumplo 50 años y todo el mundo te recuerda que la edad no perdona y que por eso tus resultados ya no mejorarán. Entonces, aprovechando que ya teníamos el viaje organizado para la Maratón de Boston, pedí como regalo para mi cumpleaños contratar a un entrenador y una nutricionista para ver si era posible demostrarme a mí mismo que tener 50 años no era un obstáculo para mejorar. Mi entrenador, Ruben Bona, me envía un correo a finales de semana con un plan de trabajo para la semana siguiente. Dedico el rato de comer a entrenar, algo más de una hora 3-4 veces de lunes a viernes y entonces el fin de semana entreno un poquito más. Son sesiones de correr y otras de musculación para evitar lesiones. He tenido la suerte de no lesionarme casi nunca haciendo atletismo, aunque un accidente de moto me provocó problemas en un tobillo y ahora he tenido otro pequeño accidente esquiando y me he hecho daño en el tendón proximal del aductor. Por eso tengo la sensación de que mi plan de entrenamiento me funciona.

Ferran Mascaró

 

- ¿Cuál es tu perfil de atleta y cuántas carreras has hecho?

Soy corredor de fondo, y cuando ya tienes una edad te van mejor las distancias largas. He hecho más de una veintena de maratones urbanas, entre ellos las 14 últimos de Barcelona y casi todas los más importantes del mundo, los que llaman majors: Nueva York, Boston y Chicago en Estados Unidos, y Londres (2 veces) y Berlín (3 veces) en Europa. La major que me falta es Tokio; todavía no he conseguido dorsal porque hay mucha lista de espera y debes entrar en un sorteo y por el momento no me ha tocado. También he hecho una cantidad muy parecida de medias maratones y durante una época, hace un tiempo, hice ultramaratones de montaña en el Pirineo, pero son muy complicadas de conciliar con la vida familiar y necesitan de muchas horas de entrenamiento.

- ¿Cómo se concilia vida familiar, profesional y atlética?

Para compaginarlo mejor, desde hace unos años no solo corro yo, sino que también lo hace mi mujer y hemos ido juntos a Valencia o Boston para hacer maratones. Creo que esto es bueno, porque este tipo de actividades que te modifican tanto la vida, los horarios o la dieta, sino las haces familiarmente acaban siendo un problema. En cambio, si te entiendes en casa y se convierte en una actividad de pareja, pues se lleva mucho mejor. Además, lo hemos introducido también como un elemento importante en la vida de Josep, porque una de las cosas que podemos hacer juntos con él es correr. Le encanta jugar, correr por la montaña y puedo salir con él sin miedo y entrenarle. De hecho, tenemos un instagram, que es el del #josepvalent, y publicamos cada vez que subimos al Tibidabo, o carreras de 10 km que hemos hecho juntos. De alguna forma, correr se ha convertido también en un modus vivendi en casa.

Ferran Mascaró

 

- En tu caso, correr es algo más que una afición...

Sin duda. A partir de esta evolución no premeditada que hemos comentado, no tengo claro que yo haya escogido correr, quizás ha sido correr lo que me ha escogido a mí. Pero lo que sí tengo claro es que el resultado final es positivo para mi vida, soy más feliz y en mi familia todos funcionamos mejor gracias a esta actividad, que es más que una actividad.

- ¿Por qué son tan importantes las marcas para un atleta?

Las marcas son la forma de competir de una forma correcta contra uno mismo. Es algo estúpido ir a una carrera para competir con los demás, porque no tenemos las mismas características físicas, ni la misma edad, ni los mismos condicionantes. Sin embargo, contra ti mismo la competencia es correcta, porque si puedes controlar si estás mejor o peor que antes. Por tanto, las marcas y compararte contigo mismo, son una buena manera de controlar si mejoras o no y te colocan, según sexo y edad, contra competidores similares. Con el entrenador y la dietista no logré mejorar mi marca en la Maratón de Boston, pero siempre digo que si no estás preparado para perder, mejor no juegues. Si quieres ganar, una de las mejores cosas que puedes tener es resiliencia y lo que hice fue continuar, alargar el camino, y en Boston no fue, pero el año pasado en la Maratón de Barcelona sí rebajé en un minuto la marca que tenía de Berlín antes de cumplir los 50. Además, la marca me sirvió para clasificarme en mi categoría para la final mundial de las majors. De esa forma, fui a Chicago hace unos meses para competir con los mejores del mundo de más de 50 años. Y ese día volví a mejorar mi marca en 2 minutos y quedé 6º del mundo de mi categoría. La marca no es homologable porque hasta ese año no he estado federado. Desde hace tres semanas ya lo estoy por el Club Atlètic Palafrugell. De hecho, cuando acabó la Maratón de Chicago, el malogrado Kelvin Kiptum, que había hecho récord del mundo, hizo público que quería correr la Maratón de Rotterdam para intentar bajar de las 2 horas y fui detrás y me apunté también . La trágica muerte de Kiptum hará que no pueda correr en Rotterdam, pero si me recupero yo si que estaré allí exactamente dentro de 2 meses. Si consigo una marca bastante buena, podré clasificarme para la final mundial de veteranos federados, que se hará en octubre en Bucarest. Eso me haría mucha ilusión.

Ferran Mascaró

- ¿Tu mejor carrera, tu mejor recuerdo?

Creo que la Maratón de Chicago de este año. Primero porque nunca había competido en una final. Además, por segunda vez en mi vida, porqué ya me había pasado en Berlín, la carrera que yo estaba corriendo fue récord del mundo. Pensar que has visto en la salida a la persona que ha hecho la mejor marca de la historia ¡y que tú eres parte de aquello! El atletismo es uno de los pocos deportes en los que estás junto al mejor del mundo, en la misma carrera, es como si en un partido de fútbol pudieras estar en el césped con Messi, no viéndole jugar, sino en el campo. Podemos decir que posiblemente sea el único deporte donde los amateurs y los profesionales estamos juntos. ¡Además toda la ciudad estaba en la calle porque se sabía que aquel hombre podía batir el récord y lo hizo! Y darte cuenta de que con 51 años haces la mejor marca de tu vida es un refuerzo positivo y una muestra de que envejecemos, esto es un hecho, pero que buena parte de este envejecimiento está en nuestra cabeza.

Ferran Mascaró

- ¿Y tu peor día?

Hace muchos años, cuando aún no había hecho muchas maratones, logré por marca el dorsal para el Maratón de Nueva York. Me hizo mucha ilusión, estuve un año preparándome, pero una tormenta tropical llamada Sandy dejó Nueva York inundada y anularon la maratón por primera y única vez. Aquello me deprimió mucho y para aprovechar los días que ya tenía reservados me apunté a una maratón en Ravenna, Italia, que se hacía el mismo día que estaba prevista la de Nueva York. Después de prepararme todo el año para ir a Nueva York, estaba algo afectado y no estaba con la predisposición más idónea. A más de 10 km por la llegada empecé a notar que las piernas me fallaban, que no tenía fuerzas. Tuve que bajar mucho el ritmo y llegué a meta con una marca correcta pero muy inferior a la que podía hacer, y con sensaciones físicas y psicológicas muy precarias. Siempre explico los amigos que no corren habitualmente que llegar al final de una maratón en condiciones deplorables no vale la pena, ni para mí ni para nadie. Correr una maratón es un gran objetivo si llegas feliz al final y te haces la foto. Para llegar fundido no vale la pena, y ese día yo llegué así. También es una cura de humildad, porque son situaciones que piensas que nunca te pasarán a ti. Al año siguiente pude hacer por primera vez la Maratón de Nueva York y sacarme la espina.